Si bien es verdad que recién el Jefe de Estado está encarando su segundo año de gestión y que aún restan celebrarse las elecciones de medio término, es sabido que para quien busque captar la atención popular con el objetivo de acceder al Sillón de Rivadavia, primero debe comenzar con suficiente antelación a construir su proyecto y analizar, durante el camino, si cuenta efectivamente con posibilidades reales de recibir el apoyo necesario que justifique más tarde imprimir sus rostros en las boletas presidenciales.
A tener en cuenta: a pesar de que no hubo pronunciamiento “oficial”, desde el lado del peronismo -tradicional y disidente- comenzaron a sonar algunos apellidos que estarían dispuestos a anotarse en la carrera por Balcarce 50 en el 2023.
Uno de ellos es el del ex compañero de fórmula de Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto, que en las últimas semanas anduvo recorriendo el interior del país (más precisamente Mendoza y Entre Ríos) impulsando el “Peronismo Republicano”, espacio que de momento no cuenta con figuras de “fuste” y que, en principio, intentará ungir algunos apellidos que disputen bancas -tanto a nivel nacional como en las legislaturas locales- cuando se lleven a cabo los comicios legislativos.
Luego sí y con los resultados en mano, el ex senador nacional podrá contar con una “encuesta real” que le posibilite meditar sobre su propio y eventual lanzamiento para la sucesión del actual mandatario.
Otro que coqueteó con la idea, incluso antes de la reelección en su provincia, fue el gobernador de San Juan Sergio Uñac, quien en esta oportunidad sí estaría dispuesto a abocarse a la construcción de su imagen presidencial.
Para ello, es consciente que no solo debería ocuparse de “encolumnar” a los dirigentes del peronismo desencantado con Pichetto -tras su incursión macrista- y con el kircherismo, sino que además y tal como suele suceder con la mayoría de los mandatarios provinciales que aspiran conducir los destinos del país, necesitará dar un golpe de efecto importante para acaparar la atención no solo de los medios nacionales, sino también la de los votantes en general (en especial, los de la Provincia de Buenos Aires).
Pero hay más: un ex ministro que en su momento desafió a la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a competir en el 2017 a internas en el PJ bonaerense ya dejó entrever que participará en el armado de las listas del peronismo no “K” (es decir, lejos del de Alberto Fernández a nivel nacional y del de Máximo a nivel provincial), lo cual se traduciría en una nueva prueba para medir su “poder de fuego real ” si es que finalmente se decide -hay quienes dicen que lo hará- a ir por su revancha en la elección presidencial.
Se trata de Florencio Randazzo, quien recientemente participó en una reunión virtual con militantes del peronismo después de un largo silencio en los medios de comunicación, en donde se mostró dispuesto a construir una “tercera vía electoral” que rompa con la polarización entre el kirchnerismo y el macrismo. “La sociedad está desencantada con el macrismo y desilusionada con este Gobierno a poco de andar. Este es un Gobierno viejo a un año y meses y de gestión. Seguramente que se genera ahí la posibilidad de una tercera vía”, expresó en ese marco.
Por último y no menos importante, se encuentra el actual titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa, que en los últimos comicios y quizás como proyecto a futuro, comprendió que la construcción de poder propio no lo iba a generar solamente a partir de las recorridas por las pymes vapuleadas económicamente por las administraciones de turno, sino más bien dentro de su propio seno.
De ahí, entonces, se explica tal vez su incursión al Frente de Todos, el cual lo catapultó a su cargo actual, más allá de que el argumento -o la excusa- haya sido el de la unión para vencer al macrismo.
Hoy en día, el ex intendente de Tigre sabe que los resultados de esa unión comenzaron a germinar a partir de las pequeñas batallas personales ganadas en el ámbito legislativo, siendo la última de ellas la media sanción que le otorgó Diputados al proyecto de reforma del impuesto a las Ganancias, sobre el cual si bien dice que “primero es un logro del Presidente y del Gobierno”, inmediatamente se encarga de subrayar que se trata de una idea que viene impulsando desde hace mucho tiempo.
“En 2013 planteé este tema con mucha fuerza. Inclusive me costó una pelea con la entonces Presidenta. Volví a plantear este tema en 2016 y eso generó un enojo y descalificaciones personales del Presidente de ese entonces (Macri). En este caso, Alberto tomó la decisión de impulsar este medida, de acompañarnos en la iniciativa”, manifestó en declaraciones a CNN Primera Mañana, sobre la iniciativa suya que “acompañó” el Jefe de Estado.
No por casualidad entonces y tal como lo sugirió el periodista Roberto García en su programa “La Mirada”, la presencia del ministro de Economía Martín Guzmán en el Palacio Legislativo durante la maratónica jornada de la votación no obedecería a otra cuestión más que la de haber colocado a un representante del Poder Ejecutivo en tan significativo suceso para evitar que el crédito fuera únicamente para Massa, quien dicho sea el paso mantiene un “aceitado” vínculo con Máximo Kirchner.
Por tanto, no será raro de esperarse que ahora la actividad del titular de la Cámara Baja nacional comenzará a ser observada de cerca no solo por sus posibles rivales de cara al futuro, sino también por parte de un sector de sus aliados, dado que sus relaciones políticas y con empresarios -con los que dicen que se encarga de hablar sin interlocutores de por medio- formarían parte del proyecto que el líder del Frente Renovador estaría comenzado a “cranear” para el 2023.