Durante su exposición en la primera sesión plenaria del G7, el Presidente Alberto Fernández abogó por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo, al tiempo que resaltó la necesidad de impulsar el diálogo entre las partes involucradas en la guerra de Ucrania para alcanzar una paz duradera, resistente y sólida.
“La guerra desatada en Ucrania es una tragedia, ya que los flujos comerciales y la logística, ya seriamente dañados durante la pandemia, llegaron a un punto crítico. Desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas”, expresó el primer mandatario, quien de esta manera se refirió directamente a la invasión bélica de Rusia a Ucrania tras haber evitado hacerlo de esa forma en encuentros tales como el que mantuvo recientemente ante el BRICS.
En esa línea, además, enfatizó que el mundo entero, y no exclusivamente Europa, precisa una paz duradera, resistente y sólida.
Por otro lado y en su carácter de presidente pro tempore de la CELAC -motivo por el cual fue invitado a participar de la Cumbre- destacó que en América Latina y el Caribe sueñan con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad.
“Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido. Reclamamos la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo”, sostuvo.
En ese sentido, apuntó con que la política de sobrecargos cobrados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) constituye una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que actualmente se vive y, de la misma manera, expresó la necesidad de incrementar la canalización de los Derechos Especiales de Giro (DEG) emitidos por el organismo internacional de crédito, incluyendo a los países de renta media. “Deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige”, instó.
Por último, dijo que los derechos fiscales para las grandes corporaciones multinacionales, especialmente en la economía digital, así como también el impuesto mínimo global como medio de implementación de protección climática y un nuevo marco de tratamiento de las deudas soberanas, también requieren una urgente implementación.
“No nos interpela el tiempo de la codicia sino el de la fraternidad… Los paraísos fiscales generan infiernos sociales y constituyen un ejemplo de injusticia social que posterga el derecho a un desarrollo sostenible e inclusivo”, completó.