La distribución de las presidencias de esos cuerpos generó un enfrentamiento entre diversas bancadas opositoras en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.
Los bloques de diputados del radicalismo y el Frente Amplio Progresista profundizaron sus cruces dialécticos en relación a la distribución de espacios de poder en la Cámara baja bonaerense.
En ese contexto, el presidente del bloque de la UCR, Ricardo Jano, salió a contestar las críticas que el radicalismo recibió desde el FAP por las negociaciones por la conformación de las comisiones. “No hay duda de que somos la segunda fuerza”, señaló.
“El FAP podrá ser la segunda fuerza a nivel nacional, pero en territorio bonaerense no hay duda de que somos nosotros, por las últimas elecciones y los legisladores que tenemos”, amplió Jano.
Así, Jano le respondió al diputado Marcelo Díaz, titular de la bancada del FAP, quien había afirmado que su sector era segunda minoría, por sobre la UCR. Incluso, amenazó con no integrarse a las comisiones en rechazo a que el radicalismo lograra una mayor representación.
“La decisión del FAP (de retirarse de las comisiones) me parece un disparate, un capricho. Se quieren llevar la pelota pero la pelota no es de ellos y el partido se va a jugar igual. Lo que hay que hacer es seguir dialogando”, dijo Jano.
“Nosotros creemos que somos la segunda fuerza, pero tampoco creemos que somos los únicos que tenemos que estar. Tiene que estar el radicalismo y el Pro-Peronismo. Lo único que pretendemos es que nos den lo que nos corresponde, ni más ni menos”, retrucó el diputado del FAP, Abel Buil.
Desde el FAP habían salido la semana pasada a denunciar que el radicalismo cerró un acuerdo con el oficialismo por el cual el Frente para la Victoria se quedaría con 22 de las 36 presidencias de comisiones mientras que la UCR retendría la presidencia de la estratégica comisión de Asuntos Legislativos y con otro de los “premios” más codiciados, uno de los sillones en el Consejo de la Magistratura.
El oficialismo, en efecto, avanzó en acuerdos con bloques opositores, con los que abrió negociaciones individuales, luego de haber alcanzado una suerte de paz interna en medio de las pujas de diferentes sectores dentro del propio FpV.
Eso le permitió contar con un borrador que contempla que para el oficialismo serían 22 de las presidencias, mientras que para las segundas minorías (la UCR y el Pro-Peronismo) quedarían entre 4 y 5 titularidades. Para el FAP, en tanto, sólo habría dos presidencias.
En ese esquema, el FpV controla las presidencias y las mayorías de miembros en las comisiones de Asuntos Constitucionales (donde seguirá Marcelo Feliú) y Presupuesto, donde desembarcará Darío Golía. El FpV, además, accedió a deponer sus pretensiones de arrebatar al radicalismo la presidencia de Legislación General, que seguirá en manos de la UCR.
Además, diputados del FpV presidirán las comisiones de Seguridad, Salud, Asuntos Agrarios y Trabajo, en segunda línea de importancia al vincularse directamente con gestiones ministeriales. También controlará Derechos Humanos, Reforma Política y Juventud, cuyas presidencias irán para legisladores de La Cámpora. Y se quedaría con uno de los dos sillones vacantes en el Consejo de la Magistratura, donde piensa ubicar al sciolista Guido Lorenzino, mientras que el otro se lo prometió al radicalismo.