La causa en la que se debió investigar a los jefes militares de la Guerra de Malvinas por torturar a soldados de sus propias tropas llegará finalmente a la Corte Suprema.
Esto fue luego de que varios tribunales resolvieran que eso no fue un delito de “lesa humanidad”, y que -en consecuencia- después de haber pasado 30 años el expediente está prescripto.
La última frustración a la expectativa de Justicia la dio la Cámara de Casación Penal, que recientemente denegó por mayoría un recurso de la fiscalía contra la prescripción. La causa se impulsó en 2007 contra unos 50 oficiales de las fuerzas armadas, especialmente del Ejército.
El fiscal ante la Cámara de Casación Javier De Luca hará el último intento: presentará en las próximas horas un recurso directo (recurso de queja) para que la Corte revise finalmente la decisión. No es una parada fácil, porque el máximo tribunal no revisa ya cuestiones de hecho sino sólo de derecho. Pero tratándose de un tema tan sensible, reactualizado además por la cercanía del trigésimo aniversario de la mesiánica intentona de recuperación, el tribunal podría hacer una excepción.
En el fallo de Casación, los jueces Raúl Madueño y Luis María Cabral rechazaron revisar la situación: “se pide una nueva investigación y un nuevo pronunciamiento sobre un tema ya decidido, en 2009, para más datos”.
Las torturas, estaqueos, hambrunas, vejaciones, exposiciones a frío extremo apenas vestidos; esas conductas aberrantes de oficiales superiores con soldados conscriptos de 18 o 19 años, están a punto de quedar definitivamente impunes. A menos que la Corte Suprema haga justicia.