El tribunal oral federal 2 de Rosario redujo en siete meses la pena que pesaba sobre una mujer, quien había fracasado en todos sus intentos -incluso ante la Corte Suprema- para obtener la excarcelación.
Desde 2016, la mujer, que había sido condenada junto con su pareja, comenzó a realizar cursos de oficios intramuros. Así, aprobó “Confección de ropa Informal y Deportiva”, “Repostero Artesanal”, “Fideero”, “Confeccionista Textil”, “Auxiliar de Marroquinero” y “Promotor de salud”.
El fallo, firmado por la jueza federal rosarina Beatriz Caballero de Barabani, destacó que “de esta manera se premia el esfuerzo de los internos que optan por proseguir sus estudios y se incentiva al resto a seguir su ejemplo. Se trata de asegurar el derecho a la educación y, sustancialmente, la adopción de métodos que impliquen un estímulo educativo como la posibilidad de reducción de los plazos previstos para el avance en las distintas fases y períodos de la progresividad del sistema penitenciario”.
Con la reducción, la mujer quedó en condiciones de pedir la libertad condicional desde el 3 de noviembre del año pasado, es decir que sólo resta un trámite formal y burocrático para que acceda a ese beneficio.