El sector de Economías Regionales y la Mesa de Agroalimentos y Bebidas de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), elevó al ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Luis Basterra, los resultados de una encuesta que realizaron a los máximos referentes de 27 sectores de la agroalimentación nacional para conocer el estado de situación de cada actividad en el marco del COVID-19.
En efecto, fueron relevados el citrícola, arrocero, peras y manzanas, olivícola, lechero, algodonero, ajero y cebollero, avícola, yerbatero, vitivinícola, arándanos, cañero, hortícola, frutícola, porcino, nogalero, apícola, orgánico, foresto-industria, ganadero, tabacalero, legumbres, maní, jugos, hongos comestibles, chacinados y florícola.
Según advirtieron, el trabajo realizado los días 16 y 17 de abril pasados puso al descubierto una serie de problemas que habrá que resolver para un adecuado funcionamiento de la producción e industrialización de alimentos, actividades que resultan esenciales para la población.
Entre los resultados, desde la entidad destacaron los siguientes:
– La mayor parte de los entrevistados informó que la cadena de pagos se ha cortado o está a punto de suceder.
– Si bien, en líneas generales y con dificultad, los empresarios pyme agroalimentarios pudieron pagar los sueldos y jornales del mes de marzo, no saben si podrán afrontar los de abril. La incertidumbre reina en el sector.
– Restablecer el normal funcionamiento del sistema bancario es una prioridad transversal a todos los sectores productivos. No sólo demandan efectivo para poder pagar los salarios de los trabajadores temporarios, que no están bancarizados, sino también para poder comprar diversos insumos para los que se está solicitando pago de contado, como es el caso del gasoil, entre otros.
– A nivel financiero, la necesidad primordial es poder acceder al crédito, a tasas razonables (24% es imposible de afrontar).
– A nivel fiscal, la mayoría de los encuestados manifestó la necesidad de obtener una prórroga de los vencimientos de las obligaciones impositivas y tributarias.
– La disponibilidad de mano de obra, sobre todo calificada, constituye un problema para aquellas actividades que se encuentran en época de cosecha durante la cuarentena, pero también para las que deberán realizar tareas como poda, raleo y otras labores culturales, en el corto/mediano plazo.
“La pandemia nos interpela a todos y, frente a la gran incertidumbre que nos genera, el rol del Estado se vuelve estratégico. Nuestro compromiso es continuar garantizando el abastecimiento de alimentos y bebidas, seguros y de calidad, pero nuestras pymes necesitan un plan de ayuda urgente para poder lograrlo. En estos momentos, el Estado debe mantener a las empresas pymes en pie”, manifestó al respecto el titular de Economías Regionales de CAME, Eduardo Rodríguez.