El Presidente Alberto Fernández, tal como se esperaba, anunció una nueva extensión de la cuarentena por otros 15 días, llevando de esta manera el aislamiento, social, preventivo y obligatorio hasta el 7 de junio próximo en todo el país, aunque con la novedad de que el mismo presentará distintas fases, según el territorio del que se trate.
Es que la disparada de contagiados por coronavirus en la Capital Federal y en la Provincia de Buenos, sobre todo luego de que tardíamente se comenzara a relevar la situación en los barrios vulnerables de estos distritos, volvió a encender las luces de alarma respecto a la tan temida y esperada “curva” que desde el mes de marzo amenaza con hacer su arribo y colapsar a un sistema sanitario que, por estas horas, transita por caminos normales en cuanto a su capacidad de respuesta -la tasa de ocupación de las camas de terapia intensiva, por caso, es del 5%-.
Pero en esta oportunidad y tras las aperturas graduales que se fueron dando en ciertas actividades y servicios tanto en la Ciudad como en la Provincia de Buenos Aires, se arribó a la conclusión de que se tenían que recrudecer los controles entre ambas “fronteras” para cortar el tránsito de personas, haciendo especial foco en el transporte público y también en las entradas y salidas de los barrios con necesidades, formando de esta manera un virtual “cerco sanitario” alrededor de ellos.
Asimismo, se dispuso que aquellos que realizan trabajos esenciales deben reempadronarse en la base de datos nacional -permisos de circulación COVID-19- para filtrarlos de las autorizaciones que en su momento se extendieron para quienes cumplían con otro tipo de actividades, como por ejemplo la comercial.
De esta manera, la medida busca desalentar la circulación de porteños y de bonaerenses en ambos sentidos, algo que el mandatario provincial, Axel Kicillof, venía planteando a viva voz y que días atrás hasta produjo que se generara cierto malestar en la relación con Horacio Rodríguez Larreta luego de que el primero expresara públicamente sus quejas por la “relajación” de la cuarentena en las calles de la Ciudad.
El Presidente, por su parte, deberá rápidamente idear acciones -si es que ya no lo estuvo haciendo en paralelo durante estos últimos dos meses- acerca de cómo retomará, ni más ni menos, el rumbo económico y social de un país que se encuentra con todos sus indicadores fuertemente golpeados luego de haber protagonizado una extensa cuarentena que el grueso de las naciones no quiso o pudo realizar.
Es por ello que una vez que queden extintas las distintas medidas de “emergencia” o “paliativas” emitidas en el marco de la emergencia por el coronavirus, el primer mandatario tendrá la difícil tarea de atender, tal como lo dijera en conferencia de prensa, esas “urgencias diferentes” por las que atraviesa la sociedad argentina.