Ya alcanzados los cien días de confinamiento para el grueso de la sociedad y con el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) aún mostrándose como el principal foco activo de contagio y circulación de coronavirus en el país, el Jefe de Estado se encuentra ante su mensaje más difícil en relación a los que venía pronunciando desde el 19 de marzo pasado, en ocasión que decretara el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Es que a diferencia de los anteriores este deberá, cuanto menos, fijar un horizonte en relación a su finalización, ya sea aventurando una fecha concreta o bien indicar alguna semana en particular de los meses venideros.
Es por ello que con el principal objetivo de preservar las camas de terapia intensiva en el sistema de salud, las cuales en la actualidad no se encuentran saturadas aunque sí podrían estarlo en las próximas semanas si se tienen en cuenta las proyecciones actuales de contagios, el Presidente decidió junto con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que el tan esperado “último esfuerzo” que se le pedirá a la sociedad será el de reducir al mínimo su movilidad, generándoles un contexto parecido al vivido en los meses de marzo y abril.
Es decir, se determinará que los controles en la vía pública (colectivos, trenes y subtes) volverán a intensificarse no sólo en las principales arterias y conexiones entre Ciudad y Provincia de Buenos Aires, sino que además se suprimirán algunas paradas, estaciones y hasta recorridos de aquellas líneas interurbanas.
Respecto a la tan golpeada actividad comercial, los pocos rubros que fueron habilitados a reabrir sus persianas en los últimos meses -protocolos sanitarios mediante- recibirán una suerte de “estocada final” puesto que según los trascendidos, se retomará al esquema de compras “esenciales”: almacenes de cercanía, supermercados y farmacias, entre otros pocos, serán los únicos autorizados a continuar con sus puertas abiertas.
Por otro lado, también se supo que pese a la cierta resistencia que ofreció el alcalde porteño, finalmente se habría decidido que los denominados “runners” vuelvan a guardar sus conjuntos deportivos en el placard dado que las salidas recreativas sólo quedarán permitidas para los padres con sus hijos (no se sabe si continuará con el esquema actual o si volverá a ser según el día y terminación de DNI).
El mensaje también procurará incluir una buena noticia, si se quiere, dado que para el resto país el Jefe de Estado buscará remarcar que gran parte de sus actividades económicas están reactivadas y que transitan por una suerte de “nueva normalidad” a partir del distanciamiento social.
El nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) sobre la nueva cuarentena, en tanto, se haría efectivo a partir del miércoles 1° de julio para aprovechar los días previos -lunes y martes- a que tanto las administraciones de Rodríguez Larreta como la de Kicillof realicen una explicación detallada sobre las medidas y, paralelamente, para que también se pongan a punto los controles en el transporte público y se concientice sobre la necesidad de no transitar por la vía pública, salvo que se esté cumpliendo con una de las tareas esenciales autorizadas.