Según se desprende del último informe de Política Monetaria (IPOM) del Banco Central de la República Argentina (BCRA), la actividad económica del país retomó el sendero de recuperación en junio, luego del freno observado durante abril y mayo por la llegada de la segunda ola de contagios de COVID-19.
A partir de ello y con el fin de contener los efectos económicos y sociales de esta segunda ola de la enfermedad, desde la autoridad monetaria destacaron que junto con el Gobierno nacional focalizaron sus medidas de estímulo en los estratos sociales más vulnerables, así como también en la asistencia a empresas de las jurisdicciones afectadas.
En esa línea, insistieron que la política crediticia continuó enfocada en los sectores más afectados por la pandemia, principalmente a través de la Línea de Financiamiento a la Inversión Productiva (LFIP).
“Desde su implementación, y con datos al 31 de julio, los desembolsos acumulados mediante la LFIP totalizaron $801.000 millones. Así, el saldo de préstamos a MiPyMEs a precios constantes se mantiene por sobre el registro prepandemia, aunque con una caída en los últimos meses debido a la concentración de vencimientos de las líneas otorgadas al inicio de la pandemia”, informaron desde la entidad por medio de un comunicado
Paralelamente, también señalaron que la tasa de inflación mensual comenzó a desacelerarse gradualmente una vez que perdieron influencia los factores transitorios que aceleraron el ritmo de incremento de los precios, entre ellos, la suba del precio internacional de los alimentos y de los insumos clave de la producción; el dinamismo del precio de la carne y de ciertos bienes estacionales; y la recomposición de los márgenes durante la reactivación económica. Así -resaltaron- en julio se registró el nivel más bajo de inflación mensual desde septiembre de 2020.
En otro orden, el BCRA aseguró que cuenta con una “posición robusta” para enfrentar eventuales episodios de mayor volatilidad financiera, que en Argentina han coincidido típicamente con los períodos electorales. “En los últimos 7 meses, la autoridad monetaria ha recompuesto sus stocks y perfeccionado la regulación cambiaria, incrementando su poder de fuego para preservar la estabilidad cambiaria”, describieron.
Por último, informó que con un déficit fiscal más acotado y financiado en una mayor proporción por el mercado, la expansión primaria vinculada al sector público se ubicó en niveles similares a los de años previos, excluido el 2020, siendo que el principal factor de expansión de la base monetaria durante el primer semestre del año fue la compra de divisas del BCRA en el mercado de cambios.