Mientras transcurre prácticamente en “silencio” el período de sesiones extraordinarias en el Congreso, más allá de algunas idas y vueltas en relación a la ya “clásica” disputa por las presidencias de las comisiones toda vez que ocurre un recambio legislativo, desde el Gobierno nacional confiaron en que habrá actividad para antes de que el Presidente ofrezca su discurso a la Asamblea Legislativa (es decir, previo al 1º de marzo).
Es que según los trascendidos que circulan por la Casa Rosada, hay optimismo respecto al estado de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para terminar de sellar ese principio de acuerdo por el pago de la deuda que había sido anunciado semanas atrás con “bombos y platillos”.
De acuerdo a las versiones, el texto de la ley que será enviado al Parlamento ya estaría prácticamente redactado, con lo cual solo restarían algunos detalles por resolver y, por supuesto, contar con el beneplácito del organismo internacional de crédito para evitar cualquier contratiempo durante su análisis.
Por otro lado, sí se confirmó que una vez resuelta esta cuestión el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, sea el encargado de brindar los detalles del proyecto en comisiones como escala previa a su tratamiento en el recinto, lugar en el que se presentará un particular escenario al momento de la votación luego de la “implosión” sucedida en el oficialismo tras la renuncia de Máximo Kirchner a la titularidad del bloque del Frente de Todos (FdT) quien, justamente, justificó su decisión al decir que no comulgaba con la idea de arreglar con el FMI.
Ante ese escenario -a nivel legislativo- desde la Casa Rosada saben que no tendrán que entrar en la vorágine de tener que contar “voto por voto”; o de entablar negociaciones a último momento con los demás bloques políticos para asegurarse la sanción de la ley (de hecho, parte de la oposición anticipó que acompañará el proyecto o bien que prestará quórum), sino que la preocupación pasará por lo que suceda entre sus filas: pese a que, en principio, no hay riesgo de “votos no positivos”, existe cierta inquietud en relación a lo que pueda llegar a suceder con los “neutrales”. Es decir, con quienes elijan abstenerse cuando tengan que alzar sus manos al momento de refrendar el acuerdo.
Esta cuestión, claro está, no significa peligro alguno para que la iniciativa gubernamental sea convertida en ley, aunque sí se puede presentar como un anticipo de cómo quedará el hemiciclo para el oficialismo de cara a lo que viene -sobre todo en Diputados- si a la hora de analizar el resultado de la votación terminan sobresaliendo más aquellos votos “en solidaridad” con el ahora ex jefe de la bancada del FdT que con el propio Gobierno.
Así las cosas, habrá primero que esperar a que el acuerdo con el FMI haga su ingreso al Congreso para que comiencen a develarse este tipo de cuestiones -sobre todo para la Casa Rosada-.
De acuerdo con los tiempos legislativos que se manejan y a pesar de que pueda llegar a ser recepcionado en la Mesa de Entradas de la Cámara Baja en los próximos días, recién su debate estaría en condiciones de iniciarse en marzo.