Más allá de que gran parte de su meteórico ascenso en la arena política obedece a que en el último tiempo supo capitalizar el hartazgo que la población viene acumulando para con la dirigencia (o “casta”, tal como le gusta denominarla), el candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, evidencia cierto nivel de hipocresía una vez que baja la efervescencia de sus discursos “anti-política”.
Basta, nomás, con observar cómo se desenvuelve en la actualidad y cómo lo hizo en un pasado no muy lejano donde, por ejemplo, se caracterizaba por su mal temple y por ofuscarse en contra de quienes expresaban ideas diferentes a las de sus pensamientos.
Sin embargo, ese carácter “urticante” contrasta con el sello religioso con el que hoy en día busca alimentar su figura de cara a las elecciones de octubre luego de que eligiera apoyarse en el judaísmo -pese a confesarse católico- y de expresar su admiración por Israel.
No obstante, las proclamas públicas de Milei sobre religión no hicieron más que hacer desconfiar a más de uno y de dividir las opiniones dentro de la propia colectividad, ya que si bien es cierto que hay quienes perciben al líder de la Libertad Avanza como una posible variable de cambio a la actual dirigencia política, también existe otro sector importante que desconfía de su figura no solo por hacer públicos sus actos de fe -algo que consideran que debería hacerse en privado-, sino también por el recurrente uso que hace de los símbolos judíos en la campaña (durante el cierre de un acto hasta se escuchó sonar el Shofar).
En esa línea, desde el Llamamiento Judío Argentino repudiaron su figura al considerarla como una “expresión de un ultraliberalismo limítrofe con el fascismo” por utilizar de forma “espuria” la simbología del judaísmo y en forma frecuente “justificar sus totalitarias propuestas políticas apelando a la Torá y al Talmud”.
“Frente a la repetida adulteración que hace Milei de los contenidos ancestrales presentes en esa tradición y el perjuicio que eso supone, denunciamos y repudiamos de forma categórica su proceder”, acusaron en un documento titulado “Milei, el judaísmo y el shofar”.
A pesar de ello y de la difusión de otras comunicaciones de similares características, flota una especie de “tufillo” sobre la incursión que el dirigente libertario hizo en esa religión, puesto que su acercamiento no está siendo visto como un solo mero acto de fe.
Pero mientras el economista se encuentra ocupado tejiendo “redes”, su compañera de fórmula, Victoria Villaruel, comenzó paralelamente a cobrar una lógica notoriedad luego de las PASO, aunque no de la manera esperada.
Sucede que al perfil conservador de la potencial vicepresidenta que se haría cargo de las carteras de Defensa y de Seguridad ante un eventual mandato, se le suma una cierta “empatía” que tendría para con una de las facetas más “oscuras” de la historia argentina luego de que hicieran públicos una serie de dichos de tipo “negacionistas” en relación a lo acontecido durante el proceso militar.
Sobre este último punto, además, salieron a la luz artículos periodísticos en diversos medios de comunicación dando a conocer una trayectoria que poco y nada estarían en concordancia con el tinte religioso que su líder busca impregnar para el segundo tramo de la campaña.
El más reciente, por caso, se dio en una nota reproducida en varios portales en la que se profundiza sobre la publicación que hizo una abogada querellante en juicios de lesa humanidad -Guadalupe Godoy- en su cuenta de X (ex Twitter). Allí, sostuvo que “la candidata a vicepresidenta de Milei, como sabemos, es una militante pro genocidas, que apoya activamente a los imputados en los juicios, desde sus inicios”, y junto a ese texto subió una foto en donde agrega “acá por ejemplo, está su nombre en el cuaderno en el que Etchecolatz se organizaba para el juicio del año 2006”.
En ese marco, entonces, se encuentra el referente de La Libertad Avanza de cara a los comicios de octubre, cuyo “globo de ensayo” presidencial no sólo comenzó a desinflarse paulatinamente tras darse a conocer el escrutinio definitivo de las primarias en el que se materializó un acercamiento de sus dos más inmediatos competidores (Unión por la Patria y Juntos por el Cambio), sino que ahora el pasado de su vice también amenaza con quitarle aún más “aire” a su capital político.