Mónica Zornberg, secretaria de Administración Financiera, explicó que “la formulación del Presupuesto se basó en las variables macrofiscales que publica el Gobierno nacional cada año, como la inflación interanual, la inflación promedio, el tipo de cambio y el crecimiento del PBI. En este marco, y en base a la inestabilidad y volatilidad económica que estamos transcurriendo, se plantearon las proyecciones”.
La funcionaria explicó que el presupuesto del próximo año tiene previsto “que los ingresos totales incrementen en un 83% (entre ingresos impositivos e ingresos corrientes), que los gastos totales también incrementen en un 87% (porque se necesitará invertir en salud, educación, transporte y seguridad), pero que se llegará a un ahorro corriente”.
En este sentido, se explicó que este presupuesto equilibrado al que se ha llegado, se debe a que hace varios años se trabaja bajo una estructura en la que “se gasta únicamente lo que se tiene”. Incluso, “se ha cuidado fundamentalmente el gasto en personal. De esta manera, los ingresos permiten llegar a los números previstos para 2024”.
Los tres principales ejes del presupuesto fueron ahorro corriente sostenible, gasto público social e inversión pública.
En cuanto al gasto social, “se prevén gastar 310.019 millones en políticas alimentarias, empleo y capacitación, asistencia a las familias, asistencia a la mujer, subsidios de transporte y políticas de vivienda”, mencionó la funcionaria.
También, se desglosaron los gastos de obra pública. “Obras viales, mantenimiento, escuelas y aulas, hospitales, cárceles, gasoductos, acueductos, obras hídricas, obras de saneamiento, ampliación de plantas, entre otras”, enumeró Zornberg.