El representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura, Hernán Ordiales, no quería denunciar al juez federal Daniel Rafecas. Sin embargo, la orden era terminante y provenía de Balcarce 50, de modo que no tuvo más remedio que formular un “pedido de investigación”.
El mencionado pedido de investigación, fue acompañado por la declaración “espontánea” del abogado Ignacio Danuzzo Iturraspe, un viejo amigo del juez a quien terminó traicionándolo de una manera que ni siquiera los propios kirchneristas aún consiguen explicarse.
Por primera vez en la historia del Consejo, se produjo el caso de un testigo que declaró en el marco de un expediente que todavía no se inició formalmente. La declaración de Danuzzo Iturraspe, reproducida en sus intercambios de mensajes con Rafecas por todos los medios de comunicación, fue emitida ante nadie. Porque la denuncia de Ordiales todavía no tiene un consejero instructor designado, y de hecho no lo tendrá hasta por lo menos el jueves próximo.
El kirchnerismo tiene cinco integrantes sobre nueve en la Comisión de Acusación y Disciplina, con lo cual podría imponer su voluntad de emitir un dictamen acusatorio contra Rafecas. Pero por lo pronto, el expediente ni siquiera ha comenzado a tramitar.
El jueves se reunirá también el plenario del Consejo.
Cuatro consejeros que ya pidieron que se rechace la denuncia (los jueces Ricardo Recondo y Alejandro Sanchez Freytes y los abogados Alejandro Fargosi y Daniel Ostropolsky), intentarán tratar el tema en ese ámbito sin que previamente pase por la Comisión. Sólo así la cabeza de Rafecas estará a salvo.
Si la causa avanza, y a menos que la furia de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner merme, el futuro de Rafecas como juez estará atado con delgados alambres.