“La Argentina del presente enfrenta graves problemas, de todo tipo, entre otros, la pobreza y la necesidad de su población en alcanzar con sus ingresos una alimentación sana y balanceada. En ese marco, voces de funcionarios públicos del Gobierno central, amenazan con el cierre de exportaciones de carne, en una nueva embestida, de viejas ideas, para solucionar una situación que amerita un análisis sin dogmas ni demagogia”, expresaron desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) por medio de un comunicado en respuesta a las declaraciones de la titular de Comercio Interior, Paula Español, quien había insinuado días atrás que no les “temblará” el pulso en el caso que se tengan que cerrar las exportaciones de carne para controlar la suba de precios.
Ante ello, la entidad consideró que en la Argentina actual los precios relativos están distorsionados, consecuencia de un proceso inflacionario de larga data, y que no encuentra cauce y corroe los ingresos de toda la sociedad.
De la mima manera, señalaron que el proceso inflacionario y la creciente presión impositiva en sus tres niveles debe ser incorporado cada vez que se hable del precio final de cada producto al considerar que los costos están atravesados por estos factores.
“En Argentina todo aumenta, no solo la carne, pero parece que nadie quiere hacerse cargo de la política económica actual. Se pretende hacer creer a la población que la exportación de carne es el factor desencadenante de su precio en el mercado interno, sin considerar abiertamente la incidencia inflacionaria y la presión fiscal antedicha”, enfatizaron.
Sobre esta última cuestión, CRA sostuvo que resulta un síntoma de la “decadencia intelectual” para enfrentar el tema la idea de retornar al cierre de exportaciones, experiencia que, bajo el mismo signo político, produjo un “desastre” en el stock bovino, así como también un cierre de innumerables frigoríficos y en corto tiempo un aumento considerable del precio del producto.
“Paradójicamente los mismos que decidieron cerrar exportaciones, se quejan ahora de la concentración de los frigoríficos, cuando fueron ellos quienes produjeron dicho efecto”, deslizaron en clara alusión a los gobiernos de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Por último recordaron que los argentinos consumen alrededor de 120 kilos por habitante/año de proteína animal, cifra a la que -aseguraron- el complejo agropecuario abastece en forma fluida, por lo que es de esperar entonces que quienes tienen que tomar decisiones sobre la cadena cárnica lo hagan pensando en el futuro y no sobre los valores circunstanciales del mercado.
“No volvamos a destruir la cadena de la carne, trabajemos para que haya más producción, más transparencia en la cadena, menos presión impositiva, más incentivos al agregado de kilos por animal y menos ideas obsoletas y demagogia”, convocaron desde la entidad agropecuaria.