El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, reconoció la autenticidad de la fotografía tomada en la Quinta de Olivos donde se observa a un grupo de más de diez personas junto al Presidente Alberto Fernández y la Primera Dama, Fabiola Yañez, festejando el cumpleaños de esta última en momentos que el país se encontraba bajo una cuarentena estricta que había sido dispuesta por el propio Jefe de Estado por la pandemia del coronavirus.
“Se cometió un error y no debería haber pasado y estuvo mal”, fue la justificación que emitió el funcionario en declaraciones a Radio 10, quien sin embargo intentó correr el foco hacia la oposición tras decir que a partir de lo revelado busca permanentemente generar escándalo para “ocultar el plan económico que tanto daño les hizo a los argentinos”.
Cabe recordar que la última fotografía dada a conocer por la periodista Guadalupe Vázquez en el canal La Nación+ -previamente su colega Eduardo Feinmann había mostrado otra a la que trataron de desestimar desde el oficialismo luego de tildarla de “fake”- ocurrió durante el cumpleaños de la Primera Dama, el 14 de julio de 2020, cuando el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se encontraba en la fase de Asilamiento, Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO). Es decir: estaban prohibidos los encuentros sociales (más aún en espacios cerrados) y sólo podían circular por las calles los trabajadores esenciales.
“Olivos funcionaba como centro de reuniones pero eso fue un evento social que no debería haber ocurrido. Pero hay oportunismo político. Los que siempre se opusieron a las medidas de cuidado ahora se rasgan las vestiduras… Hoy no está en juego una foto, sino cómo nos ponemos de pie; cómo salimos de la pandemia y qué modelo político y económico vamos a llevar adelante”, insistió Cafiero.
No obstante y más allá del uso político o no que se pueda hacer de esa imagen, lo cierto es que el encuentro ocurrió y, lo que es peor aún, tuvo lamentablemente entre sus principales asistentes -no importa si compartió esa mesa por 10 minutos o 2 horas- a quien advertía que caería con todo el peso de la ley a aquellos “bobos” o “vivos” que pusieran en riesgo a la salud pública si desconocían los decretos gubernamentales que habían sido emitidos para “cuidar a la gente”.
Duele pensar, entonces, que mientras el primer mandatario compartía un momento de distensión cuando en la práctica no se debía, había algunos “bobos” que perdían la vida intentando cruzar a nado caudalosos ríos para reencontrarse con sus familiares; o “vivos” que cargaban en brazos a niños enfermos para cruzar a pie retenes “inflexibles” que les impedían pasar a otros distritos para poder continuar con los tratamientos médicos de sus hijos.