Tal como lo adelantáramos en la información publicada el 1º de marzo, hay importantes muestras de interés para que Argentina arregle definitivamente el tema de su deuda externa.
Existe vocación por parte del Poder norteamericano (como lo señaláramos en la nota titulada “El Procurador de Justicia de los Estados Unidos habría recibido órdenes de frenar el default argentino”), de arribar a una solución con la Argentina por el pago de la deuda, y se podría casi asegurar que hasta el fondo Elliott Associates también estaría intentando concluir con este tema.
Si esto finalmente fuese solucionado, podríamos inferir que sobre Argentina lloverían dólares y consecuentemente inversiones de las más diversas. Por consecuente, se trataría de morigerar la fuerte revalorización del peso que debería lógicamente acontecer, y muchos avatares de la economía también podrían entrar en un círculo virtuoso en lugar del que actualmente ocupan.
La pregunta, entonces, es: ¿por qué la Argentina es la reticente a alcanzar una solución? La respuesta, sin lugar a dudas, radicaría en que el Estado nacional perdería poder, ya que no sería necesario un desdoblamiento del tipo de cambio, y la actividad privada recobraría impulso haciendo menos importante al Estado. Si miramos los modelos de Venezuela, Bolivia o Ecuador (este último con matices diferenciales como la dolarización), el Estado ha recobrado una fuerza inusitada, donde también tienen desdoblamiento del tipo de cambio con una población rehén de la moneda local, y algunos pocos que pueden acceder a los dólares y, por ende, estar al día con el mundo y su evolución.
Si nos abstraemos de los puntos del discurso de la primera mandataria (por todos los analistas estudiados que hablaron de la Justicia), podemos hacer pie en las partes en las que habló de la falsedad que nos habían regalado en viejas épocas donde se insistía que el Estado era mal administrador y el sector privado era virtuoso a tal efecto. La Presidenta afirmo la falsedad del tal concepto y… ¿por qué?
Deberemos, por caso, estar atentos en que dentro de no mucho tiempo algún sector en manos de privados habrá de ser recuperado para el Estado Nacional, el cual será alimentado para ser más poderoso y poder así también aumentar el control sobre el quehacer económico.