Daniel Scioli no alcanzará el 40% y si por algún imponderable logra pasar ese umbral no tendrá un 10% de diferencia con el segundo y por ende tendremos el primer balotaje de nuestra historia electoral.
En política no se puede ser asertivo so riesgo de incurrir en serios yerros y hasta papelones (aunque hoy por hoy nadie se sonroja por nada…)¿Por qué, entonces, afirmamos con rango de categoría que Scioli no llegará a los guarismos que le permitan sortear la segunda vuelta del 22 de noviembre?
Intentaré dar algunos indicios a modo de respuestas a ese interrogante:
1.- La gestión económica de Cristina-Kicillof zozobra y la gente lo palpa, a pesar de que artificialmente se mantienen algunos índices como el consumo. El pueblo, generalmente impermeable a cuestiones como el emisionismo monetario o el endeudamiento del Tesoro, esta vez huele que así no se puede seguir; que esta gestión está agotada. Y que ofrecer ‘continuidad’ es la peor alternativa. La situación terminal de las economías regionales castiga duramente al interior. Las inversiones -internas y foráneas- están paralizadas y el empleo privado nuevo ha dejado de existir desde hace tres años. El corset del dólar oficial sobrevaluado esta vez deja exhausta a la economía exportadora, pero tampoco controla la inflación. Es decir, lo peor de lo peor.
2.- Scioli necesita votos independientes de clase media. Para ello debe mostrar cierto grado de independencia de Cristina y de los núcleos duros del kirchnerismo y de La Cámpora. En lugar de dar esas señales, Scioli optó -por su estado de necesidad- por kirchnerizarse, con lo cual ahuyentó la alternativa de obtener 3 o 4 puntos provenientes de los independientes.
3.- La fortaleza inicial -de arranque- de Scioli es su presunta capacidad de gobernabilidad, en contraste con la relativa debilidad de sus rivales. Él era el único con aptitud para hacer cambios leves sin poner en peligro la estabilidad y la capacidad para gobernar. Empero, ha surgido a la luz, con crudeza y sin anestesia, que Scioli tiene un fenomenal lío interno. Es cuestionado adentro con más dureza que por parte de sus adversarios. Esta situación le quita fuerza a Scioli. Le han dicho que será una mera ‘transición’ hasta el regreso de Cristina ¿Puede imaginarse un presidente más precario?
4.- Scioli no entusiasma. Es evidente que no es un hombre que genere espontánea empatía con el pueblo. Puede ser mi impresión, pero creo que es una evaluación objetiva. El escenario argentino es tan complicado que hay que generar una dosis especial y mayor que la común de CONFIANZA. Scioli no la suscita en el grado necesario.
5.- Scioli ha hecho una gestión en la Provincia mediocre, gris, desteñida. La califico así para ser prudente y no decir que fue redondamente mala.
6.- El PJ como tal está agotado. Sólo su magia para reciclarse y desdoblarse puede darle otra chance. Es lo que intenta, pero Scioli no es precisamente el articulador de esa magia, aunque es una de sus pretensiones principales.
7.- Si luego de más de dos meses del 9 de agosto no ha podido perforar el techo de los 40 puntos -más aún, ha bajado casi un par de ellos-, es evidente que no lo podrá conseguir en estos doce días que faltan. Además, su ausencia del debate no fue un asunto menor o baladí. Tuvo un costo -¿2 o 3 puntos?-
MACRI
1.- Macri tuvo temor al enrostramiento de “antiperonista”. Por eso a mitad de camino mutó de estrategia y del ‘purismo’ inicial pasó a una suerte de ‘cambalichismo de salón’. Quiero decir que trata de disimular el cambalache con apelaciones a unir a los argentinos, pero es inocultable que hoy su frente está plagado de ‘minas’ de la discordia.
2.- Ha sido durante mucho tiempo en esta larga campaña muy ‘generalista’ en sus propuestas. Eso lo transformó en un candidato inidentificable con una o dos ideas-fuerza, esas que reclaman los votantes. Recién ahora, tardíamente, ha comenzado a hablar de los jardines de infantes, de las autopistas, del empleo privado nuevo desgravado, etcétera. Pero suena más a imitar y replicar propuestas de Massa que a objetivos genuinamente surgidos de sus equipos.
3.- En un área tan decisiva como ECONOMÍA, tuvo también que variar en medio del cruce del ancho río. Pasó de Melconian a Prat Gay y Rogelio Frigerio. Lo hizo urgido por darle credibilidad y hondura a una propuesta peligrosamente emparentada con el shock brutal. Esto demuestra que no está preparado con solidez para gobernar un potro tan hosco como es la Argentina plagada de populismo e ideas atrasadas.
4.- Lo de Fernando Niembro exhibió y patentizó una falencia ética sumamente inquietante para el votante independiente que confía en el acotamiento de la corrupción-saqueo que tantas calamidades nos acarrean en orden a obras y acciones frustradas en un país que despilfarra y admite que le hurten sus recursos. No es que al kirchnerismo se le tolera lo que a Macri se le exige. Es que en el presunto ADN del macrismo, la anticorrupción es su esencia, así como la corrupción es parte nuclear del kirchnerismo. Por eso el mal llamado ‘doble estándar’ de la ciudadanía.
5.- La figura saliente, emergente, del macrismo en su marcha hacia el gobierno ha sido María Eugenia Vidal. Muy poco para una carrera triunfal. Inclusive ha faltado mostrar un equipo de Pensamiento Estratégico multidisciplinario marcado por los intelectuales. Necesitamos buenos gerentes pero es indispensable el sostén de profundos pensadores. La Argentina necesita repensarse a fondo.
6.- Por estas y otras razones a Macri le cuesta un Potosí remontar los 30 puntos. Ahora invoca el ‘voto útil’ algo así como el añejo ‘mal menor’.
¡Qué frágil será un gobierno surgido del voto por el mal menor! Por una opción forzada y no querida.
7.- No puede obviarse que Macri-Michetti es un binomio porteño. El país es demasiado -gracias a Dios- grande como para encapsularse en una fórmula así. Me da la impresión que esto pasará su factura negativa el 25 de octubre.
MASSA
1.- Su fortaleza deviene de su inconmensurable voluntad política, su seguridad personal, su experiencia y amplio conocimiento del escenario socio-político-administrativo, contrastante con su relativa juventud. Es el más preparado de los tres.
2.- Otra solidez proviene de sus caudalosas propuestas. Por lejos ha sido el más propositivo (y no por el ‘teorema Baglini, ‘cuán más lejos del poder, más osado’, sino porque sus ideas brotan naturalmente, con ansias de transformaciones de verdad). Además, lo respalda tener en su mujer -Malena- a una dirigente más vinculada que ninguna de las otras dos damas a la base social, a sus necesidades y anhelos. Se nota que es, de las tres, quien posee más militancia. Por eso Massa movió la dama y fue un movimiento táctico fructífero.
3.- Entendió que el NOA podía ser clave y puso muchas fichas en esa Región. Como sabe de geopolítica básica no le resultó difícil entender el rol de Córdoba en la política argentina y anudó una firme relación con De la Sota, toda una revelación en estas PASO.
4.- Para volverse competitivo Massa tuvo que limitar ‘la ancha avenida del medio’ y hacer alguna movida de señales al peronismo. Ello es fortalecedor en un plano y debilitante en otro. Le da más aptitud de gobernabilidad y puede restarle votos a Scioli -o por lo menos evitar que crezca-, pero le enajena algunos miles de votantes independientes que forman hoy la franja de los ‘indecisos’ (un 5%) o de quienes podrían ‘variar su sufragio’ de acá al 25 (un 15% aproximadamente). Son los dilemas de Massa que quizás pueda resolver en estos días.
5.- A Massa le hace muy bien su modo moderno de exponer sus propuestas, su intrepidez -como en el caso del presentismo docente o de los ‘vagos’ que perciben planes- y otras virtudes. Por eso pese a todos los pájaros de mal agüero, ha mejorado su número del 9 de agosto (está en 21, 22, 23%). Y va en tendencia favorable.
6.- A Massa le hacen mucho mal los que no embozan su indigestión kirchnerista, esos que tiene al lado y adentro, pero que no esconden su intención de dar el salto hacia Scioli apenas el exporteño gane. Esto desdibuja y desfigura las condiciones propicias. Opacan a Massa, siembran vacilaciones e incertezas.
7.- Massa puede llegar al balotaje. No es expresión voluntarista, sino análisis de las tendencias que se observan y del juego de indecisos y dudosos -más quienes no votaron el 9 de agosto (más del 20% del padrón, nada menos)-. Algunos de todos estos, mutando su voto o emitiéndolo pueden sorprender.
De todos modos hay algo claro: si Macri pierde, su coalición se deshace; en contraste, si le toca a Massa perder, será la opción en 2019, con los independientes cobrando un rol decisivo. No es poco. La perspectiva también construye el presente.
*Diputado por el Frente Renovador y candidato al Parlasur.