A menos de una semana para que se cumpla el plazo de la última extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio, el Gobierno nacional volverá a reunir a los representantes de las administraciones porteña y bonaerense para tratar de unificar el discurso de cara a la nueva fase de la cuarentena que se está “cocinando” para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Sucede que si bien desde el punto de vista epidemiológico todos coinciden con la importancia de hacer cumplir los protocolos de salud y las medidas de seguridad implementadas hasta el momento para controlar, por ejemplo, la circulación de personas en el transporte público o en las calles, quedaron por otro lado en evidencia las diferencias entre Ciudad y Provincia luego de que desde el entorno del gobernador Axel Kicillof cuestionaran públicamente ciertas aperturas que Horacio Rodríguez Larreta comenzó a ensayar a cuentagotas con la vuelta de actividades, o bien con los paseos recreativos familiares durante los fines de semana y según terminación de número de DNI.
Si bien el AMBA -y sobre todo sus respectivos barrios vulnerables- comenzó en estas últimas dos semanas a alimentar el crecimiento de la tan temida curva de contagios, desde la Ciudad y la Provincia no parecerían estar del todo de acuerdo en relación a las flexibilizaciones cuando el Presidente Alberto Fernández no está de por medio en la misma mesa.
Prueba de ello dan las declaraciones de algunos de sus ministros ya que el viernes pasado, por caso, el titular de la cartera sanitaria porteña, Fernán Quirós, dijo durante su informe de la situación epidemiológica en la Ciudad que “después de tantos días de cuarentena hay gente que está angustiada, cansada, con serios problemas económicos, con problemas afectivos y de salud mental”, y que “todas esas cuestiones son importantes a considerar en el momento de discutir las medidas”. Acto seguido, además, agregó que harán los esfuerzos que puedan para que se vayan disminuyendo las medidas de restricción lo antes posible.
Sin embargo, desde la Provincia de Buenos Aires lejos se mostraron en sintonía con ese pensamiento: sucede que en las últimas horas, el viceministro de Salud provincial, Nicolás Kreplak, afirmó que no sería conveniente “relajar” la cuarentena, sino más bien todo lo contrario.
“Pienso que hay que retroceder de fase porque estamos en un ascenso de la curva. Hay que frenar e ir a lo esencial y que el resto se quede en sus casas para achatar la curva en el AMBA. Es una epidemia que uno tiene que ir avanzando o retrocediendo en función de la que vaya sucediendo… Si no tomamos una definición que reduzca la cantidad de casos drásticamente, en semanas el sistema de salud va a colapsar y vamos a estar viviendo la saturación en el sistema de salud”, manifestó en diálogo con El Destape Radio.
De esta manera, la convocatoria extendida hacia los equipos técnicos de ambas jurisdicciones por parte del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, buscará trazar una estrategia común en momentos en que un grupo de personas, ya sea por falta de trabajo o agobiadas por la situación, optó el pasado fin de semana por dejar de golpear las cacerolas en los balcones y trasladarse directamente hacia las calles para expresar su malestar.
Habrá que ver, en ese marco, cuáles serán las alternativas que ideará el Gobierno nacional para calmar los ánimos de la sociedad en el caso que se decida continuar apostando al “tiempo” cómo única salida a la delicada realidad en la que se encuentra el país por la pandemia del coronavirus.